CATALOGODesde siempre el desierto ha marcado las experiencias espirituales de la humanidad. La aparente sensación de vacío, que una observación más atenta desenmascara -porque las dunas son multitud- parece sumergirnos en deseos de trascendencia. La mirada se extiende en los amplios horizontes y a la vez, nuestra alma se anida y se retrae sobre si misma. El desierto es un paisaje donde reina el sol y el silencio, un lugar donde lo espiritual se entiende como un doble movimiento; una búsqueda de lo que está fuera para volver a encontrarse a uno mismo, escuchar la voz del desierto para encontrar la propia.
En su arder, no encuentra fatiga el sol, es una mirada intima al universo personal de Olga Guerra, en el que podemos contemplar una práctica artística que surge de trabajar en estrecha relación con este paisaje, donde se conforma una poética con la potencia necesaria para transformar la propia vida. Es también un espacio para dimensionar las sutilezas, virtudes y misterios que resultan de asumir la creación artística con la gravedad y el gozo con el que Olga lo hace; un mundo propio creado en compañía del inabarcable desierto y del feroz sol con sus espinas ardientes de deseo.
La espina se vuelve metáfora del pensamiento que es atravesado en la búsqueda de abrir mundo para andar nuevos caminos; los rayos del sol se transforman en imágenes vivas del deseo de conectar con el entorno y sus misterios; las hojas, ramas y pigmentos, son la compañía en las derivas en las que se van recolectando los materiales vivos de los cuales surgirá el arte. Olga trabaja con el desierto, y el desierto, en la atenta escucha de la artista, se vuelve la voz de algo más que se está expresando y que la termina transformando.
Esta exposición es una poética que se abre para ser transitada, un lenguaje propio con sus sueños y deseos. Es también la prueba de que las prácticas artísticas pueden guiarnos en nuevas formas de habitar el presente. Y es, finalmente, el testimonio de la potencia más radical del arte, la de abrir mundo para alcanzar una libertad propia que roce lo inconcebible.
Since time immemorial, the desert has shaped the spiritual experiences of humankind. Its apparent emptiness—unmasked by a more attentive gaze, for the dunes are a multitude—draws us into longings for transcendence. Our gaze stretches across its vast horizons, while the soul retreats inward, nestling into itself. The desert is a landscape ruled by sun and silence, a place where the spiritual is felt as a double movement: a search beyond the self, only to return inward, to listen to the voice of the desert in order to discover one’s own.
In Its Burning, the Sun Finds No Fatigue offers an intimate glimpse into the personal universe of Olga Guerra, where an artistic practice takes root in deep communion with this landscape. Here, a poetics is forged—one with the power to transform a life. It is also a space to perceive the subtleties, virtues, and mysteries that emerge when artistic creation is embraced with the weight and wonder that Olga brings to it: a world of her own, shaped in the presence of the boundless desert and the fierce sun, whose searing thorns shimmer with desire.
The thorn becomes a metaphor for thought pierced in the search to open new worlds and forge new paths. The rays of the sun turn into living images of a yearning to connect with the land and its mysteries. Leaves, branches, and pigments become trusted companions in her wanderings, as she gathers the living materials from which the art will rise. Olga works with the desert, and the desert—attuned to her attentive listening—becomes the voice of something beyond, something that expresses itself through her, and transforms her in return.
This exhibition is a living poetics, open to be wandered through—a language of dreams and desires. It is a testament to the ways in which artistic practice can guide us toward new forms of inhabiting the present. And above all, it bears witness to the most radical power of art: to open new worlds, and to touch a freedom so vast, it brushes the edges of the inconceivable.